
Owen y Mzee más allá de las diferencias
Mateo 22:39 El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Es curioso como nos llegan las mociones e inspiraciones del Espíritu Santo, estando esta mañana con mi adorable hija, me trae un libro para que se lo lea, y que sorpresa la mía al mirar la carátula del libro, confieso que al principio no sabía de que se trataba, pues nunca había escuchado la historia hermosa de este libro que se titula Owen y Mzee, The language of Friendship (En español lo nombran la verdadera historia de una amistad increíble) y la verdad que es increíble y nos deja mucho para reflexionar y sobre todo en un mundo como el de ahora donde las guerras y el propio yo pareciera que toman más fuerzas cada día, pero antes de seguir los invito a que se tomen unos minutos y coloquen una canción instrumental de su gusto, algo lento, les recomiendo la música instrumental de la Hermana Glenda a solas con Dios de su canal de YouTube, como para meditar, para cómo decía el gran Logo terapeuta Víctor Frankl, para el diálogo más íntimo con el más íntimo de los amigos, Dios, de hecho esa era su definición de oración, hermosa definición en mi opinión personal. En un ambiente tranquilo donde se puedan concentrar y sacar todo pensamiento que pueda interrumpir ese Diálogo y ya estando en ese silencio interior, miren la foto del libro de Owen y Mzee que puse como portada de este artículo y ¿pregúntense qué sensación o pensamiento provoca esta imagen en mí?, platica esos pensamientos con Dios, ¿Cómo me interpela tanto amor que se muestra en esta imagen más allá de las diferencias en mi vida? Nuestro Señor Jesucristo nos dice en el Evangelio de San Mateo que el segundo más grande mandamiento es Amarás a tu prójimo como a ti mismo, y pienso que Dios nos dio un don sobre todas las cosas creadas en este mundo y fue el ser racionales, creo que era Aristóteles el que decía el hombre es un animal racional y es que somos dotados de la razón, poseemos la capacidad para pensar, entender, evaluar, actuar y es precisamente el ser racionales lo que nos diferencia como seres humanos del resto de la creación, y más allá de las cuestiones científicas las cuales no pretendo abordar aquí, me llama la atención como un hipopótamo y una tortuga a través de su historia y de todo lo sufrido por el hipopótamo, viven el sentido de este versículo del evangelio, se cuidan, uno guía al otro, pasan tiempo juntos, uno recibe al otro en su lugar, donde vive, simplemente yo diría que se aman y se aceptan a pesar de sus diferencias como especies distintas. Yo contemplo la foto y me lleva a pensar que nosotros como seres humanos dotados con el don de la razón, más allá de cualquiera que sean nuestras diferencias y problemas podemos convivir y amarnos los unos a los otros como nuestro Señor nos lo pide, Dios nos creó para vivir en comunión con el cómo un padre ama a su hijo, pero también nos dio la razón para que pudiéramos amarnos los uno a los otros como hermanos, entonces la pregunta que yo me hago y le hago a toda la humanidad, porque no podemos vivir en paz los unos con los otros, porque no nos aceptamos a pesar de tener diferentes pensamientos, religiones o creencias, ideales, conceptos, carácter, físico y no sé cuantas cosas más que nos puedan hacer diferentes los uno de los otros, cuando hay algo que todos tenemos en común, todo ser humano tiene algo en común que es el don de la razón, el poder tomar buenas decisiones por el bien común, para que reine al amor al otro, este regalo que se nos fue dado por Dios en su infinito amor para que pudiéramos vivir en comunión y paz los unos con los otros, en esta tierra que el mismo nos dio.
La palabra de Dios transciende más allá de los siglos, hace más de 2000 años nuestro Señor Jesucristo le dijo esto que está en el versículo que usamos hoy a los fariseos que trataban de hacerlo caer por sus diferencias con Jesús y esas grandes diferencias terminaron crucificando a una persona inocente, al Salvador del mundo, nombre sobre todo nombre, en quien todas las cosas fueron cumplidas. Y nuestro Señor, en su inmenso amor por el Padre, y por nosotros oro por ellos, y pedía padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen, San Lucas 23:34.
Yo miro esa foto, mis queridos hermanos y sueño por un mundo así, me llena de esperanza y me impulsa a creer que un mundo mejor de la mano de Dios si es posible, porque como decía anteriormente, a diferencia de Owen y Mzee nosotros tenemos el don de escoger La Paz y el amor, Yo recuerdo en mi país empleaban un dicho que decía no se comporten como animales, pero en esta historia de hoy yo creo que son estos animales Owen y Mzee los que se comportan mejor que nosotros. Luchemos juntos porque Reine el amor y La Paz, empezando por el seno de la familia, que son la base de la sociedad.
Acción: sigue meditando sobre esta foto siempre que puedas, en especial en esos momentos de situaciones de ira, de soberbia, cuando las diferencias y dificultades se hacen presentes en nuestra sociedad. Dile hoy a alguien con quien hallas tenido alguna diferencia, te doy un abrazo perdóname o te perdono, te amo hermano/a. No mires con malos ojos, ni juzgues a tu prójimo por no ser o pensar como tú o por su raza o país, recuerda siempre que estamos llamados a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. No seamos motivo de guerra más bien promovamos La Paz.
Padre Santo todopoderoso, te doy gracias por ese hermoso don de la razón que nos diste, gracias por tu amor incondicional y Perfecto hacia nosotros, te pido con humildad que desciendas tu Espíritu Santo sobre toda la humanidad, Para que nos guíe por caminos de paz, de armonía y de amor, por Jesucristo nuestro Señor que vive y Reina contigo en los cielos y es Dios en la unidad del Espíritu Santo a el todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
Te doy gracias, Señor mío y Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones que nos has comunicado en esta meditación, te pido tu Espíritu para ponerlos por obra, Madre mía, Inmaculada, San José, nuestro padre y señor, ángel de nuestra guarda Inter sedan por nosotros y por el mundo entero. Amén.
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria