Sumo, glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y verdadero mandamiento.
Oh, Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, como una fuente de misericordia para nosotros en ti confió. (84)
El, pues, les dará esta señal: La joven esta embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, Dios-con-Nosotros. (Isaías 7:14).
Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres virgen hecha iglesia y elegida por el santísimo Padre del cielo, a la cual consagró Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien.
Salve, palacio suyo; salve, tabernáculo suyo; salve, casa suya.
Salve, vestidura suya; salve, esclava suya; salve, Madre suya y todas vosotras, santas virtudes, que sois infundidas por la gracia e iluminación del Espíritu Santo en los corazones de los fieles, para que dé infieles hagáis fieles a Dios. (Saludo a la bienaventurada Virgen María [SalVM]).
Hoy la Iglesia celebra la Asunción de la Bienaventurada Virgen María (Solemnidad), La Santa Madre de Dios y Madre de la Iglesia como la llamaban muchos Santos, quienes le tenían un inmenso amor y especial devoción, Uno de ellos fue San Francisco de Asís quien escribió esta hermosa oración con la cual empezamos esta meditación.
En este pasaje del Antiguo Testamento, vemos como el profeta Isaías, profetizaba la venida de Nuestro Señor Jesucristo verbo encarnado de Dios, Su amadísimo hijo en quien Dios se daría a conocer a los hombres y habitaría entre nosotros, su llegada como nos dice el Profeta de Dios seria a través de una Virgen, como sucedió y se nos fue revelado en los Santos Evangelios, María la esclava del Señor, llena de gracia como recitamos en el Ave María.
Tanto San Francisco como Santa Clara de Asís, amaban a María, llenos del Espíritu Santo y del fuego de la pasión de Cristo, no había forma que no pudieran amar a la Madre de Dios, de quien también imitaron sus virtudes, el Santo de Asís tenía tan devoción por ella, que la declaro Abogada y Protectora de la Orden Franciscana según Tomás de Celano Biógrafo del Santo, ¡Ea, Abogada de los pobres!, cumple con nosotros tu misión de tutora hasta el día señalado por el Padre. (2 Cel 198). Cuentan que el lugar preferido del pobrecillo como le llamaban a Francisco era Santa María de la Porciúncula también nombrada Santa María de los Ángeles, Iglesia construida en honor a La Virgen Santísima, donde prácticamente se formó la orden, lugar de oración y contemplación, además de ser el lugar donde San Francisco le abre las puertas de la orden a Santa Clara.
Bendita Sea Nuestra Madre Santísima, Reina de todos los Santos, digna de imitar, ejemplo de la perfección de Dios, virtuosa Majestad, primer discípulo fiel del hijo, Gloria de Dios, Santidad perfecta, humilde en su caminar, mas llena de la Sabiduría Divina, Madre de la Misericordia. Los invito mis queridos hermanos que como nuestra Santa Iglesia elevemos nuestras voces al cielo y oremos.
Oh, Dios, por la fructífera virginidad de María Tú otorgaste las bendiciones de la salvación eterna sobre el hombre. Concédenos que podamos disfrutar de su intercesión, ya que a través de ella recibimos a Tu Hijo, Autor de Vida. Amén.
Para la reflexión: Muchas de las virtudes de Nuestra Virgen Santa practicaron los Santos, por ejemplo, a San Francisco y Santa Clara, se le atribuyen virtudes como la Humildad y la Pobreza, además de la Fe, Esperanza y Caridad estas ultimas virtudes conocidas como teologales, los invito a reflexionar ¿Qué virtud de María o de San Francisco y Santa Clara de Asís, te Gustaría practicar más o alcanzar y por qué?, ¿Cómo podrías ponerla en práctica en tu vida, en especial con aquellos que te rodean y más te aman?
Y para terminar pidamos al Espíritus Santo que nos acompañe y recemos un Ave María, dando Gracias a Dios por Nuestra Madre del Cielo y pidiendo su intercepción por nosotros, por nuestras familias y por el mundo entero.
Dios te Salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, Bendita eres entre todas las mujeres y Bendito es el fruto de tu vientre Jesús, Santa María Madre de Dios ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra Muerte, Amén.
María Reina de la Paz y Madre de Misericordia, ruega por nosotros y por el mundo entero.
Que la bendición de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre nosotros y sobre el mundo entero y permanezca para siempre, amén.
Referencias Bíblicas (ref. San Juan 1:14, San Lucas 1:38).
Palabra que da Vida 