
Por la señal de la Santa Cruz…
Padre Nuestro, Avemaría y Gloria
Oh, Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús, como una fuente inagotable de Misericordia
para nosotros en ti confío.
Ven Espíritu Santo, indícame el camino hacia tus mandatos y meditare en todas tus maravillas. (Ref. Sal 119:27).
Lectura de la Palabra: Del Santo Evangelio según San Marcos 9,30-37 (texto en su contexto)
«Si alguno quiere ser el primero, que se haga el último y el servidor de todos.» San Marcos 9,35.
A través de toda Las Sagradas Escrituras, Dios siempre nos deja claro quienes son los primeros en el Reino de los cielos, a pesar de vivir en una sociedad donde el mensaje es diferente a la realidad Divina, me pregunto cómo sería el mundo si en verdad ponemos en práctica esta enseñanza y vemos nuestras vidas con los ojos del creador, sería un mundo lleno de gozo, donde el pecado no tendría vida, donde cada uno se preocuparía por aligerar la carga de los otros, si como padres educáramos a nuestros hijos a la luz de la verdad que es Cristo y a ser verdaderos servidores de Dios, estoy convencido que tendríamos un mundo mejor, un mundo donde abundaría La Paz, el amor y la vida.
¿Como Cristiano cómo puedo servir hoy al Reinos de Dios?
¿Como puedo ayudar a aligerar la carga de mi Esposa, hijos, personas que me rodean, en mi día a día, consiente de que soy hijo de Dios?
¿Como puedo educar hoy a mis hijos a la luz de la verdad que es Cristo?
Señor mío y Dios mío, concédenos las gracias necesarias, para cómo discípulos tuyos estemos al servicio de la verdad y de la vida dándonos al prójimo, sin buscar ser los primeros en este mundo, si no buscando la primacía de nuestra tierra celestial para tu gloria, amén.
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora
Abogada Nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh, clemente, oh piadosa, oh, dulce Virgen María. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén
Oración Final: Gustad y ved lo bueno que es Yahvé, dichoso el hombre que se acoge a él. (Salmo 34:9), Gloria….